Emprendiendo en tiempos de pandemia

Ni la preocupación por crear un producto único. Ni la competencia por parte de empresas rivales. Ni la falta de inversiones para los proyectos. Poco o nada podían imaginar las startups andaluzas que, en pleno siglo XXI, uno de sus mayores quebraderos de cabeza iba a ser un virus, y no precisamente informático. La irrupción del COVID-19 ha supuesto un parón de la actividad global, y nuestro país no ha sido ajeno al alcance de esta nueva crisis.

Si empresas ya consolidadas comienzan a sentir el impacto de esta desaceleración, mayor preocupación existe entre las que acaban de iniciar su actividad o aún están en proceso de hacerlo. Cientos de emprendedores andaluces observan con incertidumbre el escenario actual, al tiempo que buscan soluciones y herramientas con las que paliar sus consecuencias; herramientas que en muchas ocasiones, vienen brindadas por el avance de la tecnología.

Precisamente, por la tecnología ha apostado la Consejería de Economía, Conocimiento, Universidad y Empresas de la Junta de Andalucía al implantar la formación y el asesoramiento online en los programas de aceleración y acompañamiento a startups promovidos desde la institución. Hasta 60 empresas de base tecnológica forman parte de algunos de estos programas, que han pasado a realizar su actividad de manera telemática, como respuesta al llamamiento a promover el teletrabajo como medida para frenar el avance del virus.

“Estamos trabajando de manera intensiva para cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Es importante que la actividad productiva de nuestra región continúe y que las empresas puedan continuar con su actividad diaria, pese a las circunstancias”, indica Loreto del Valle, directora general de Economía Digital e innovación de la Consejería. “Los emprendedores, gracias a sus competencias digitales, y a la flexibilidad de su organización, se han adaptado de forma natural a este nuevo escenario”.

Así parece ser en un primer vistazo a estas aceleradoras de startups. “Las empresas, de momento, están bastante satisfechas con esta manera de trabajar. En el webinar (conferencia o taller a través de la web) que estamos celebrando justo ahora, tenemos un índice de asistencia incluso mayor que el habitual”. Es lo que asegura Gracia Catalina, directora del Programa Minerva. Aunque se han visto obligados a cerrar su sede física durante estas semanas, el viraje hacia la asistencia telemática no ha supuesto grandes cambios: “Nuestra forma de trabajo es semipresencial, así que ya estamos habituados a trabajar con nuestros proyectos de manera virtual. Lo único que hemos sumado es la virtualización de los talleres y de las mentorizaciones”.

En una línea similar se desarrollan los trabajos en otra aceleradora, El Cubo, perteneciente a la red Andalucía Open Future. Ignacio Morales, director de este espacio de crowdworking, señala que, aunque siempre han preferido dar mayor relevancia a las actividades presenciales, los proyectos aquí tutelados no han tardado en amoldarse a los nuevos procesos: “Nosotros fijamos las sesiones de mentorización en nuestro Google Calendar. Automáticamente, el experto concierta con el emprendedor la plataforma de videollamada que se va a utilizar para las sesiones. Después, nosotros utilizamos nuestras herramientas habituales para hacer el reporte del seguimiento”.

Las habituales sesiones de asesoramiento “one to one” (persona a persona) han pasado de celebrarse en un espacio físico a hacerlo en la sala virtual de herramientas informáticas como Hangouts, Skype, Teams o Zoom. Y el resto de tareas que conlleva la aceleración de empresas han encontrado inmejorables aliadas en aplicaciones como Slack, un software de comunicación que permite realizar chats divididos por canales; Trello, un programa de administración de proyectos muy habitual en el entorno startup; o Dropbox, que aquí es utilizado para depositar todo tipo de archivos y documentos.

Mientras el mundo aprende a adaptarse a las circunstancias generadas por la llegada del Coronavirus, las aceleradoras de empresas hacen lo posible por afrontar el futuro con optimismo: “Las circunstancias actuales son raras y atípicas, pero la vida sigue y nuestro compromiso es no parar, sino todo lo contrario: aprovechar las circunstancias para sacar lo mejor y aprender”, afirma Gracia Catalina.

Un aprendizaje para el que es fundamental la correcta interacción entre la tecnología y el ser humano. Porque, como recuerda Ignacio Morales: “Aunque nuestras empresas sean de base tecnológica no hay que olvidar que, al fin y al cabo, estas empresas están formadas por personas”.